viernes, 27 de noviembre de 2020

Coincidencia

Prompt:

Escribe un relato a partir del juguete que más quisiste.

Había dos niñas en el parque que despertaba por el comienzo de la primavera. A pesar de que este espacio de recreo era abrazado por la altura de las montañas, la nieve derritiéndose lo convertía en un archipiélago con sus caminos de tierra siendo invadidos por el agua. Y más, mucha más agua había. Las gotas que cubrían el verde de los pinos multiplicaban su olor como la recién aprendida tabla del 9. 9x9 es 81, un número tan grande como el impulso que cogían para elevarse más y más alto en los columpios.

Ahí, por supuesto, también estaba el líquido elemento. Una de las pequeñas había sido más precavida al pedirle a su padre el periódico que había comprado en el quiosco de la esquina, para que el asiento del balancín no le mojara la ropa. A la otra, poco parecía importarle que otros niños pudieran señalarla, riéndose, porque llevase su trasero como si se hubiera hecho pis encima. La primera miraba con asombro a la segunda no solo por eso, sino también por cómo empujaba al aire con toda la fuerza de sus piernas que, cubiertas por leotardos azules, apuntaban más hacia el cielo cada vez que las balanceaba.

—Voy a volar como un pájaro —y dibujó con los labios una sonrisa a la que le faltaba un diente.

Quedándose perpleja, buscó a la madre de su amiga para encontrarla sentada en un banco mientras charlaba con la abuela de Adela la Coneja.

—¿Crees que a Adela le habrá dejado el Ratoncito Pérez un regalo tan grande como sus piños? —preguntó a la vez que intentaba seguir el ritmo de su amiga.

La otra lo consideró por un momento.

—Tiene que caber debajo de la almohada —se encogió de hombros.
—¿El diente o el regalo?

Ambas rieron porque que Adela tuviera los dientes igual de gigantes que los de los conejos que criaba su abuela, parecía tratarse de algo más que una coincidencia.

—Me dijo que no le gustó el regalo y que se lo dio a su abuela —explicó dejando que el columpio se moviera por inercia propia.
—¿Y a ti que te trajo?
—Nada —contestó sin una pizca de enfado o tristeza—. Mi madre habló con el Ratoncito Pérez para decirle que no me trajera ninguna cosa por haberla desobedecido. Además, no encontramos el diente, así que…

Hacía escasos días, en su ímpetu por “volar como un pájaro”, finalmente lo había logrado… olvidándose por completo de la parte en la que tenía que aterrizar. Cayó de boca contra el suelo y lo que sí logró volar de verdad fue su diente, la paleta en concreto, haciéndo que su madre se disgustara muchísimo ya que no había parado de advertirle que no fuera tan bestia. La sangre tiñió de tal manera a la nieve, que la otra niña lloró ante el horror de aquella imagen y también por su amiga que, de hecho, se mostró más preocupada por encontrar su diente para dárselo al Ratoncito Pérez.

—No pasa nada —decía con tranquilidad—. Ya me saldrá otro.

Pusieron fin al rato en los columpios para entonces convertirse en brujas que conjuraban junto a un caldero que no era más que uno de los charcos en el camino principal del parque y, en el que al que tirar hojas, ramitas y piedras era como si fuesen ojos de sapo y patas de rana para conjurar un hechizo. Invocaron al Ratoncito Pérez para que ignorara la prohibición hecha por la madre y dejara un regalo por el diente perdido.

—No creo que traiga aquí nada.
—Sí lo hará porque debía de estar de camino para entregármelo hasta que mi madre lo detuvo por no haberla hecho caso. Seguro que le dijo que no había diente también, así que voy a ir a buscarlo ahora mismo —dijo incorporándose.
—Aquí no vas a encontrar nada —continuó advirtiendo la otra niña con el eco de la voz de un adulto sonando entre aquellas palabras.
—La semana pasada me encontré dos euros —enfurruñada, salió antes de que la volviera a contestar.

Su carrera no acabó aunque las figuras de los otros padres, abuelos y niños adquirieran el tamaño de las hormigas. Y es que era empujada por una verdad como lo era el aire por sus piernas en el columpio: sabía que encontraría su regalo.

Sin saber qué más hacer o a dónde dirigirse, pero con el firme convencimiento como compañero, continuó recorriendo el parque salpicando sus botas de barro en cada charco que cruzaba y escuchando el crujido al pisar la poca nieve que aún se resistía a derretirse. Ignoró el llamado de su amiga y el de su madre, cuya voz a esas alturas atrevesaba las copas de los pinos al gritar que fuera más despacio y no se alejara más.

Pero no se puede pasar por alto el cosquilleo que despierta al cuerpo avisando de que el destino ha comenzado a jugar también, porque dirigiéndose cerca del lugar de donde la abuela de Adela la Coneja se alejaba para volver a casa a seguir cuidando de sus conejos, junto a una papelera había algo extraño al que sol le arrancaba un brillo como si señalara aquí está. Sus pies, por fin, frenaron hasta parar, y su sonrisa sin paleta se vio correspondida por otra a la que no le faltaba ni un diente.

Aquella sonrisa perfecta pertenecía nada más ni nada menos que a un pequeño dinosaurio de color rosa que por vientre tenía a un reloj marcando las horas que había estado esperándola.
Emme's Codes

Jane Doe

viernes, 20 de noviembre de 2020

Otoño

La Olympia de Jane Doe
¿Sí? ¡Ah, eres tú! No te quedes plantado en esta línea y pasa, pasa, por favor.

Así que, aquí estamos…

¡Hola de nuevo! ¿Cómo has estado?

Siéntete libre de ponerte cómod@, que tenemos que contarnos todas nuestras novedades.
Han pasado casi cinco meses desde que publiqué mi último post. Es como un sueño que haya pasado todo un verano y estemos en mitad de una de mis estaciones favoritas: ¡El otoño! 🍂

Aunque te soy sincera y confieso que no siempre ha sido así, porque cuando era pequeña, otoño significaba despedida. ¿No sentías tú lo mismo? El otoño, allá por entonces, suponía el final de muchas cosas de las que había que separarse. Era el tiempo de decir adiós al calor, a los días en los que no había que hacer nada salvo descansar y divertirse, a los amigos que regresaban a casa, a los juegos entre pinos, ríos y rocas (siempre he tenido muy a mano a los bosques), al agua azul de la piscina... y es que no había cosa que más me gustase que bañarme aunque aprendiera a nadar bastante tarde jajaja.


Sin embargo, con unos otoños más, he aprendido a valorarlo hasta llegar a amarlo, como una relación que no empieza bien hasta que entendemos la naturaleza de la otra parte. Ahora, no puedo dejar de mirar los colores con los que las hojas pintan los paisajes naturales y urbanos, el ligero frío que más que una molestia, es una compañía que te ancla en el presente para sentir el aquí y ahora, o como las setas se convierten en las nuevas flores, brotando como esos puestos de castañas, churros con chocolate y barquillos.

No sé cómo podía pensar entonces que era un final cuando se respira como el inicio de muchas nuevas sendas. La cosecha ya ha sido recogida y es el momento de plantar nuevas semillas que germinen hasta convertirse en nuevos frutos en el futuro. Es la estación del Inktober o el NanoWrimo, sin ir más lejos.

El otoño siempre trae consigo una nueva sensación y, por ello, quería escribir esta entrada… Porque es otoño en mi blog, que no en El Corte Inglés.

Estoy tan, tan, pero tan agradecida de volver a vernos aquí y, a la vez, tan ilusionada de comenzar a explorar este camino novedoso que esta bajo mis pies. La inactividad del verano no se ha traducido en dejar de lado a mi blog, al contrario, sino que me ha servido para pararme, meditar y dar esos pasos hacia atrás necesarios para coger impulso y comenzar a correr, «volar», pese a que quitar el polvo acumulado y las telarañas de este rincón no esté siendo tarea fácil, mucho menos volver a poner en funcionamiento las teclas de la Olympia, pero volveremos a coger ritmo.
Mirad a Olympia, que preciosa está y lista para rellenar semanalmente de líneas los folios virtuales blancos 💛. Ojalá que fuera literalmente porque estoy enamoradísima de esta máquina de escribir y sé que algún día la tendré entre mis manos. Para algo este blog le debe su nombre.

Así pues, con este nuevo principio en La Olympia de Jane Doe, he querido que seas mi compañero de viaje y para ello quise escucharte a través de las encuestas que realicé en Twitter. Y esto es lo que has manifestado junto con otros:
PUBLICARÉ TODOS LOS VIERNES

No faltes a la cita.

Para que no te vayas con las manos vacías, voy a adelantarte lo que vas a encontrar cada vez que vengas de visitame. Voy a hacer el famoso coming soon de las series:


↠Relatos originales. ↠Análisis.
↠Reseñas. ↠Opiniones
Y… lo que más ilusión me hace: NUEVAS SECCIONES.

Éstas han sido muy pensadas y estoy ansiosa de que las conozcas. Podrás ir encontrándolas, según las vaya estrenando con las entradas, en la barra de inicio de arriba en la que, de momento, puedes ver la de Relatos Originales. Pero voy a ser buena y aquí un pequeño adelanto con sus nombres, para que vayas pensando de qué pueden ir...



↠El Horno está para Magdalenas

↠Abogada del villano

↠Con Olympia y a lo loco
¿Te atreves a decirme de qué pueden tratar?
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