viernes, 11 de diciembre de 2020

Nueva sección

Sí está el horno para Magdalenas
#MAGDALENAS
¡Ay! ¡Hola! Te estaba esperando desde hacía rato, pero pasa, pasa, no te quedes plantado en esta línea que se escapa el gato

Espero que esta semana todo te haya ido bien, no, fenomenal. ¡Mejor dicho! Fantástico. Y si no, aquí estoy para amenizar tu tiempo mientras permanezcas en este mi rincón de internet. Ponte cómod@ y sigue leyendo:
¿Quieres café, té?... ¿Cerveza? ¿Bourbon? En seguida te lo traigo. Estoy tan contenta porque esto pueda manejarlo sin problemas al no tener riesgo de que lo queme como la cena. JEJEJE

¿Qué pasa?, ¿ocurre algo? ¡Ah! Debe ser mi aparencia. Discúlpame, llevo todo el dia ventilando y fregando el blog para que estuviera perfecto antes de que llegaras. ¿Sabes que Limpiando como una esclava, me siento como una reina ? Y de paso, no pierdo la figura jajaja.
Creo que las cuatro horas siguientes que he empleado para arreglarme no han sido suficientes y tus ojos no merecen contemplar tal fallo. Pero no te preocupes por mí, porque aquí estoy para que nada te altere y seas feliz. No puedo hacer nada contra la que es mi condición: servir y agradar. Si es que ya me lo decían desde niña: "calladita estás más guapa" pero yo erre que erre y mira qué desastre estoy organizando en un momento... Por favor, no te sientas incómodo por mis malos modales y relajáaaate que ya me callo, aunque antes, permíteme sugerirte que utilices tu nariz. 
¿Lo hueles? 
¡Sí, son Magdalenas! Me encantan y he pensado que a ti también. ¡Vamos, es que estoy segura! Últimamente están muy de moda y las veo en muchas películas, series... Así que me he dicho: ¿por qué no utilizar este maravilloso horno nuevo para hacerlas? Una buena mujer no debe de salir nunca de la cocina, bajo ningún concepto. Además, me han enseñado que a un buen marido se le conquista por el estómago. ¡Oh¡ Por favor pruébalas, pruébalas, que las he hecho con mucho amor. 
¡Uy! ¿Y esa tos, querido? ¿Se te ha ido por el otro lado? ¡Uy! ¡Espera! 

¿¡Que eres alérgico a las Magdalenas!? ¡Oh, Dios Santo! ¡Perdón, perdón, perdón! ¡Soy una catástrofe! ¡Peor! ¡Soy el cataclismo de la catástrofe! Si es que tenía que haberte servido galletas María porque no están reñidas con la masculinidad. ¡Cuánto lo siento! Esto es lo que pasa cuando una compra un horno para hacer Magdalenas sin el consentimiento de alguien de naturaleza superior, como… ¡Un hombre

No sé cuántas disculpas llevo ya, pero no son las suficientes. ¡LO SIENTO! Habia pensado -ya sé que no debo pensar por mí misma- que como el primer nombre de las Magdalenas también es María, serían buenas igual… Aunque me estoy dando cuenta de que hay dos clases: las buenas y las malas. ¿¡Cómo podía pensar en otra cosa cuando los pilares de nuestra sociedad y cultura se levantan sobre una base que está asentada en las doctrinas cristianas!? ¿¡Cómo se me ocurre!? 

A ver, a ver, vamos a repasar la Biblia corriendo:
Tenemos a la Virgen María, el ideal de mujer. Tan ideal que hasta para concebir un hijo no pecó, vamos, que no foll… cometió el acto sexuargh. Ya desde aquí, las demás empezamos mal. No basta sólo con eso, sino que se vio obligada a dedicarle toda su vida al cuidado de éste, a llorarle todos los días después de su muerte o a tomar como descendientes propios los amigos de su niño. Por otro lado, está la otra María que, aunque había más Marías, Magdalena es la siguiente más famosa. 

¿Y cómo era Magdalena? Pues una mujer con la que se identifica todos los males del mundo que se resumen en: prostituta, pecadora y a la que Jesús tuvo que salvar bien de ser lapidada o de los siete demonios que habitaban en ella (casualmente siete, como siete son los pecados, vamos, que los tenía cada uno de ellos) y todo porque “amó mucho”. Esto lo dicen literalmente los evangelios, razón por la cual tuvo que pasarse el resto de su vida en penitencia. 
Así pues, es evidente a cuál de las dos debemos imitar el resto de las mortales. Qué modelo es el que tendrían que representar las mujeres en las películas y series de la actualidad para seguir con el ejemplo. Lo incompresible es que desde hace un tiempo, nos están mostrando a mujeres con deseos propios que se dejan llevar por ellos y por los que luchan y, sobre todo, porque AMAN. Da igual que sea a una causa, persona, cosa o animal de compañía, A-M-A-N. Y NO necesitan ser salvadas por un hombre por ello, se bastan y sobran solitas sin tener que pasar penitencias salvo la de aguantar a los marichulos. 

Son un poco Magdalenas, ¿verdad? Qué raro es todo esto... Creo que mi cerebro está teniendo un cortocircuito. 
Las Magdalenas son distintas, variadas, de todos los colores y tamaños, pero todas albergan el mismo espíritu: una fortaleza con la que no necesitan demostrar nada a nadie

Y aquí estoy yo, haciendo que el horno no esté para bollos o galletas María, sino para Magdalenas. De esta voy al infierno directita, me quedo sin marido y sin cocina con electrodomésticos de última generación. Hablando de últimas generaciones, ¿de qué nos vamos a sorprender? La vida ya no es en blanco y negro y no nos parecemos en nada a María y sí a Magdalena. MUCHO ¿Quién puede tener hoy en día hijos por obra y gracia divina? Y aunque lo he intentado evitar con todas mis ganas y ser correctamente perfecta, siempre he sido del lado oscuro, por lo que si me tengo que sentir identificada con una de las Marías es con Magdalena y todas aquellas que se le asemejan. La verdad, le he cogido el gustillo a preparar su receta y servirla en entradas de blog.

Quién me iba a decir que al final el “horno está para Magdalenas” ¡Un momento! Qué buen nombre para una nueva sección en el blog, ¿verdad? 

¿Vas adivinando por dónde van los tiros? ¿¡NO!? 
Sí, querido, por si aún no te has enterado: si la expresión "el horno no está para bollos" quiere decir que no estamos en la situación adecuada para expresar nuestro sentir, mi horno SÍ se encuentra en el momento y lugar exactos para analizar, hablar y exponer eso que provoca tantos mares y mares de lágrimas: los personajes femeninos protagonistas.

Y esta será mi sección feminista

SÍ ESTÁ EL HORNO PARA MAGDALENAS

Mi horno no hace pañuelos, cocina Magdalenas. 

Y ahora la cena te la sirves tú. 

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